No es posible precisar si sobrevino por sí o la hemos impulsado.
Ya se hablaba, en las postrimerías del Viejo Sol, de la necesidad de "dar esperanza a los desamparados, incluir a los excluidos, llegar a los no alcanzados, y de esta forma sentar las bases para una mejor mañana".
Esas fueron las convergencias de dos paradigmas rotundamente diferentes que se superpusieron por un momento.
¡No esperamos ni anhelamos ya que el viejo, caduco, insolvente paradigma se amplíe y nos abrace a todos!
La concepción del mundo, del hombre y de la sociedad ha cambiado. Las concepciones de productividad, salud, alimentación, educación, legislación que se desprendían de aquella han cambiado; no son más abarcativas; son "otras", diferentes.
Hemos suplantado el MARCO CULTURAL por otro diferente, que determinará la manera en que cada uno de nosotros ha de interactuar con la naturaleza, con las otras especies y con los otros seres humanos.
Ya no seremos competitivos, sino competentes, o sea, seremos capaces de proceder de manera apropiada.
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