El padre del "mal" es el error, no la influencia del 'demonio'.
El desafío mundial que enfrenta la humanidad es que estamos todos en el mismo barco y sin la menor idea respecto al rumbo.
Lo que entendemos es que tenemos un destino común y nuestra supervivencia depende de si cooperamos o luchamos entre nosotros.
Tenemos que desarrollar, aprender y practicar el arte de convivir, el arte de vivir comunitariamente, abandonando la porfiada vista de uno mismo para vernos, entre todos.
La indiferencia, el individualismo, el personalismo nos condujo directamente hacia esta calamidad social y ecológica.
Las cosas, buenas y malas, van a seguir sucediendo de manera inesperada e imprevisible, pero es fundamentalmente necesario desarrollar la conciencia y la inteligencia, alimentarla, insistir en la preparación.
La madre del "mal" es la ignorancia, no la influencia del 'demonio'.
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