
De esta manera, la pregunta por el tiempo aparece como nexo de unión entre la ciencia y la filosofía. Históricamente, tanto el enfoque científico como el filosófico acerca del tiempo se han caracterizado, en su conjunto, por abordar la pregunta desde una perspectiva no temporal, es decir, se ha pensado generalmente el tiempo sub specie aeternitatis, lo que supone que se lo ha pensado desde su propia negación, lo cual, por otra parte (debido a la conexión entre la cuestión del tiempo y la cuestión del ser), ha condicionado la ontología tradicional.
Cualquier intento de relacionar ciencia y filosofía ha de hacerse teniendo en cuenta el problema del tiempo y las diferentes determinaciones de la temporalidad, tales como las nociones de duración, instante, eternidad, sempiternidad, intervalo, límite, dimensión, etc.
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